Leería eternamente un libro
en el que el único verso fuera una foto de ti.
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
desorbitadas las estrellas
como un niño que descubre al final de cada día
un severo resumen de lo que es la vida
Te invitaría a volver a jugar
a salir corriendo sin abrigo
cuando siempre era verano
y nos creíamos a salvo
para sentir desde lejos
tu fresca sonrisa
tres calles más abajo.