En la ardua búsqueda de la inmensidad femenina,
me encuentro dividida, con un espíritu errante,
como un navegante sin estrella en el vasto mar.
Quisiera volver a respirar,
anhelo un amor que me eleve, me exalte sin límites;
más mi rebeldía me arrastra hacia la insondable nada.
Surge entonces un amante, destello en la plenitud,
quien en mí descubre un diamante resplandeciente e inmaculado,
como un faro en la tormenta.
Me pierdo en senderos interminables, donde cada huella
eclipsa mi resplandor, pues vuelvo a respirar.
Transito sobre ascuas, el fuego es el emblema de mi esencia,
mis ojos escrutan océanos de ansia sin fin.
y a pesar de todo, te escribo y sé que escribo para que no me leas.
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