Te escribo y sé que escribo
para que no me leas…
para que la sombra ilumine los recodos del ayer,
un ayer y un mañana,
leve paso del atardecer que no deja,
sin embargo,
la tintada huella
de lo que te susurro y evito que sientas;
de lo que te dije y mudará mi suerte.