El pájaro de la tarde
de tu recuerdo
golpea otra vez mi ventana,
que imprima su aleteo
como cicatriz en mi alma.
Inútilmente quiero hablarte
te escribo y sé que escribo
para que no me leas,
pues te llevó la espuma
del río de muerte negra
Ya bajo el manto azul
tu cuerpo descansa
y como una flecha a Dios
dirijo mi plegaria