Te escribo y sé que escribo
para que no me leas,
como si mis palabras fueran viento,
como si mis dedos fueran huellas en la arena
que el mar borra antes de que puedas verlas.
Mis palabras son solo sombras
de lo que fuimos y seremos,
y, sin embargo, siento
que aún estás conmigo.
Te escribo y sé que escribo
para perderme,
para que, al menos,
esta ausencia sea solo mía.