Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos
acallado ya el tenaz tumulto
perdida su cotidiana guerra
para libres ahondar en ella
aferrados a un férreo sueño
que al alba no se desvanezca
roto en mil pedazos vítreos
para mirar en un rincón del olvido,
Alejemos sus perturbadoras quimeras,
Gocemos de su paz serena
asidos al hilo de la esperanza
como si el ignoto mañana no existiera.