Y siento cada verso en mi piel
como una oda a la cotidianidad
como un reflejo de lo efímero
y como todo aquello
que entonces creía saber.
Te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…
Respiro
y ya
ya no (te) escribo
y soy aquel verso escondido.
Soy todas aquellas mujeres
que un día de invierno
se reflejaron en la la luz y en la sombra.