Que quien no me hable seas tú
—voz sin voz, rostro sin rostro,
silencio que devora la noche—,
¿En qué mundo me deja a mí?

Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados,
murmuran los delitos y los gozos
ya solo me llaman en susurros.

Y aquel inicio que fuiste, este ardor
antiguo, ¿Dónde fue?, ¿Dónde fui?
no puedo saberlo, sobre esta mesa
negra ya solo suceden los silencios.