Un ángel nunca muere, así piensan quienes en él creen,
Se hace más fuerte, mi niño con alas de estirpe imponente.
Mi digno descendiente, has partido, pero en la certeza vuelves.

En la antigua batalla de la vida y la muerte, debemos ser fuertes,
Lágrimas rebeldes se atrincheran en caminos de mi mente,
Quieren tomar el control, anhelando un trono ausente.
Debo resistir a este ataque eminente.

Cobardes nocturnos se acercan, con furtivos susurros.
Atentos aquí nadie duerme,
Es evidente que eso me debilita y a ellos los fortalece.

Bienvenido Tiempo, capitán de mil frentes, podre reforzarme,
Hablan las formas recreadas, el enemigo se acobarda, retrocede, lo presienten.

Hablan los cuerpos transformados, lo ha logrado, ha regresado.
Mi caballero alado ahora es mi rey, la victoria es nuestra todo por fin ha terminado.