La fragilidad de tu existencia
tiñó el amanecer,
espiga de llanto y luz.
Tu trémulo cuerpo resbalando
sobre mi tripa deshabitada,
descuadrando la unidad
en las letras de nuevos nombres.
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
pacto de sangre y soles.
La vida oscilando
sobre la leche caliente,
tu desnudez abrazando la mía.
Nunca lo pude soñar.