Si esa ausencia en tu brillo
fuera aún pasajera
en mi pecho un sismo
de esperanza naciera
Mas llorando abatido
en mi colchón de pena
maldiciendo al destino
cruel, ladrón, te aleja
«Te escribo y sé que escribo
para que no me leas…»
te escribo, yo, maldito
sabiendo que me dejas
Imposible el olvido,
pendenciero destino