Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos,
en un silencio oscuro que nos pesa
donde no transcurre el tiempo,
inverosímil tic tac de un reloj que nos detuvo a las puertas.
Inevitable el movimiento alrededor
donde la vida proclama vencedores, hacedores, atrevidos,
y tú y yo callados, alejados e insomnes,
perpetuando este infinito intervalo.
Ninguno avanzó, permanecimos en la espera
de un amanecer entre los dos.