Y busqué entre los pliegues de tu alma,
pero cerrada estaba en el olvido,
como quien ciego no ve lo que le acecha,
como quien lejos no aprecia lo digo.
Como el olivo seco se marchita,
del mismo modo el corazón herido,
apenas conserva el acomodo,
y así te escribo y te reescribo.
Y lo invisible es imposible verse,
y así, aunque posiblemente no me veas,
te escribo y sé que escribo
para que no me leas…
… porque tu alma se cerró como un postigo.
Y busqué entre los pliegues de tu alma…
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