Ya no nombro la herida.
No por olvido.
Hay dolores que no merecen escenario.
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
Antes buscaba metáforas
como quien se cubre con humo para no arder.
He dejado de justificar el temblor.
Lo reconozco,
lo dejo pasar,
como quien ve llover
y no corre a cubrirse.
No volveré al lugar donde fui sombra.