Y poco a poco se fue apoderando de mí,
sus labios y los míos en guerra,
hicieron vibrar al mundo.
Y así me dejé llevar,
dejé que tomara mis manos y me guiara hasta su espacio,
donde me perdí aún más que en sus ojos.
Fue en su voz que encontré,
el lugar ideal para ahogar mis silencios.
Ahora entiendo porqué al verle de nuevo sentí,
que desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos(…)