Ya volviste de tus vueltas, con tus alas incansables,
suben, bajan y se frenan tras posarte en mis rosales.

Hablan los cuerpos transformados, pequeño espíritu travieso,
hablan las formas recreadas, a traer mensajes nuevos.

Si supieras lo que siento, cada vez que me visitas,
volverías más seguido, para hacerme compañía.

Agua dulce te ponía, ya te habías acostumbrado,
a que nunca te quedaras, sin tu sorbo azucarado.

Tan feliz revoloteabas, que aquel día tan soñado,
pude descubrir tu nido, en la copa de aquel árbol.

Cada tarde emocionada, te esperaba con paciencia,
para verte unos segundos, antes que a otras flores fueras.

Hasta mañana mi amigo, espero verte otra vez,
vuela a tu nido, te esperan, igual que yo, esperaré.