Aquí llegas,
sin aviso y con desgana,
retorciendo palabras para alcanzar destreza y coronar la gracia
y luego la belleza.
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo…
Me tientas, te siento,
me reclamas y yo quiero.
Hoy lo vivo con anhelo, sin pasmo ni extrañeza.
Y pronto, muy pronto, sabré de tu recompensa.