Desorbitadamente quita está la noche entre los dos,
mientras los ecos del silencio caen como lluvia.
El horizonte se desdibuja,
y tus ojos son la única brújula que aún me guía.
Un suspiro compartido se pierde en el aire,
como si el tiempo, al fin, se hubiera rendido.
Desorbitadamente quieta está la noche,
y el amor se convierte en un retazo de sombra.