Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados…

Un hombre (un niño) se imagina
en el espejo de un armario
(el viejo espejo y su elocuencia,
en este estanque de aquel cuarto).

Un hombre (un niño) se entrevera
con el temblor de honestas manos
que un hondo abril tornaron alas
impetuosas y volaron…

Y se encendieron de caricias
y trascendieron de trabajos…

La evanescencia del silencio
rompe un chasquido entre sus labios.