Al desazón de mis oídos
hablan las formas recreadas,
emanan dolor y llanto
¡ay, ay, ay de mis pestañas!
de lágrimas empapadas.

Un día todo cambia
o se deteriora o medra
y en la suerte de acabos
surgen los nuevos rostros
con sonrisas incipientes,
ya no hay un solo pesar
hablan los cuerpos transformados.