Me pregunto si alguna vez nos hemos pensado la misma noche,
si doblaste aquella esquina para chocarte conmigo,
si despertaste con ganas de llamarme
pero mataste a la curiosidad primero para salvar al gato.
Y yo que No sé salvarme de tu silencio.
Y tú sombra da tanta luz que me ciega las heridas.
Porque te hice de la nada, de la sorpresa y el deseo.
Porque me (des)hice del todo, de mis miedos y las prisas.
Supongo que siempre fui yo tan de ti
Que cuando alcé tu vuelo no vi mi caída.
Así que guardaré esta carta en la recámara,
perderé la llamada antes de hacer(te)la
Y le pondré tu nombre a mi gato:
Supongo que será mi manera de salvarnos.