Los versos que engarzaste, desatados,
Avivan fuegos, callan canalladas.
Hablan las formas recreadas,
Hablan los cuerpos transformados.

Late tu pulso hoy, aquí y ahora,
Fresco, vivo y de amores rebosante.
Muda lo cotidiano trepidante
en calma al corazón, en buena hora.

El viento nos arranca la careta.
El corazón, herido en los rastrojos,
Encuentra en ti bálsamo, luz, veleta.

Otro es el corazón, otros los ojos.
Tus palabras perennes, hoy, poeta,
proporcionan consuelo a otros enojos.