Te pinté con el color inexistente

con el azul de la noche,

te deseé y te puse a mi lado

porque te hice de la nada,

de la sorpresa y el deseo,

de mi mirada perdida

dibujé tus líneas y mis anhelos

y te conocí siempre lejana

prendida en mi horizonte;

te pinté con mi soledad

con el fino color del deseo

te acaricié en los umbrales

de las mañanas estivales

y te perdí en su ocaso.