Te escribo y sé que escribo para que no me leas,
desgarrando mi alma en cada poema,
estoy cargando con el peso del silencio
porque en cada línea hay un grito que me golpea.
Batallo con fantasmas que jamás conocerás
y sé que te darás por aludida al decirte
»no quiero contaminarte con mis penas»,
ya que en cada palabra escondo una tormenta,
pero fuiste un salvavidas en cada marea.
Te escribo y sé que escribo para que no me leas,
y cuando me marche no me busques en el amanecer,
estaré en este poema, que espero que jamás lo leas.