En la quietud de la piedra,
en la caliza inmóvil
atrapa el tiempo la palabra.

Habla el viento
con salmodia de susurros.
Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados…
anuncian en su silencio
el evangelio esculpido,
incluso en la noche oscura,
en el desierto del alma.

Habla el tiempo en la caliza
aunque callaran los hombres.