Miraste mi alma para ponerme forma,
ancianos ojos que vagaban puros
por un tiempo moebius.
Ahí nos encontramos, en donde
hablan las formas recreadas
por los dioses microbios del alma.
Tus ojos abrieron la poesía
de mis vísceras y se acabó el silencio.
Hablan los cuerpos transformados,
tú, ya muerto. Y yo aún aquí,
ahora con mis ancianos ojos,
viéndote eterno.