Te escribo y sé que escribo
para que no me leas.
Hoy pienso en ti y en el día
en que te conocí.
Me arrancaste el tuétano del alma, ¿por qué?
Nada me gustaría más que volver a
besar los pétalos de tu boca,
y morderlos con hambrienta agonía.
Hacer el amor contigo fue como vencer al cielo indómito:
la Experiencia Mística
en grado superlativo.
Solo quiero hacerte saber que
no es la necesidad de estar sola,
sino el miedo a quererte aún más.
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