Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados.
Rabian los rostros conquistados de granito
mientras esta lluvia de indiferencia
nos cala.El mundo recae en las orejas
de la Vida madre, infantes acatan en sus pieles
vírgenes la sangre del odio puro.Esa, tradición de ojos y corazón,
espesor clandestino en boca propia.

Macerada en el gris del cielo,
en el barrido de la vaca.En el frío huir del que una vez fue hogar.
Hogar plasmado en las ruinas,
enrocado en el alma y
poco existente en esta nación