Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados
por la taimada mano del dulce Amor.
“¡Huid, amantes solitarios, huid!
¡Atravesad calles y avenidas,
cruzad puentes y ríos,
que la tramposa voz del deseo,
zarza, espino, erizo terco,
no halle, para anidar, vuestra piel!”