Ausente y sujeto
quieto y observado,
como la silueta consumida
de un pobre espantapájaros,
aguanto la pose que me separa
en ese espacio que no desaparece,
dentro de un deseo sin encuentro
ya me rindo, en mi obsesión
y te libero de ninguna atadura,
es evidente que nunca serás mía
porque nunca te tuve, ni como amiga,
por eso, te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…
mi vida.