Como el poema del borracho,
soy un dardo de hoja blanca,
versos rugiéndome del vientre
de la madre muerta,
hundiendo mi soledad
con las uñas rotas,
como el mendigo,
que cuenta las monedas
estallando en lágrimas ciegas,
porque te escribo y sé que escribo
para que no me leas…