Hace seis noches que alargo la mano
y toco la sábana, en vano,
que pongo un cubierto más
y lo devuelvo al cajón, limpio.
Hace seis noches que susurro,
creyendo que aún perturbo tus quejas
que saco la mano por la ventana,
para ver si el agua de lluvia me duele en la piel.
Hace justo seis noches
que te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…
Pero digo estos versos en voz alta
por si adonde estás
te llega mi voz, esperanzada.