Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados
en ceniza, en recuerdos,
en conversaciones de lejanos tiempos.

Hablan en voz alta,
pero no escuchamos sus palabras,
ni su incendio, ni su calma,
se han convertido en nada.

Y nosotros nos callamos,
el alboroto en nuestra alma,
sus cuerpos nos abrazan
metamorfosis en la mirada.

Inconscientes y caducos, respirando entre susurros,
se ilumina lentamente lo que antes estaba oscuro.