Las crisálidas de piel en trepido dolor
sollozando se dilatan para eclosionar.
Ahogadas por el miedo guardan silencio,
pero tras nueve meses de eterna espera
hablan los cuerpos transformados
de aquellas que poseídas en pena
dejaron de ser niñas para ser mamás.
Hablan las formas recreadas de una infancia
que ya fallecida, niega su absurda muerte
buscando la justicia que nunca llega
pues en contra suya la balanza se inclina
y por fuerte y lastimero que su grito sea
la iniquidad lo habrá de callar.