Te escribo y sé que escribo
para que no me leas
porque los muertos no leen.
Te hablo y sé que hablo
para que no me escuches
porque los muertos no oyen.
Te extraño y sé que tu ausencia
es real y fantasmal
porque ya no estás.
Te quiero y sé que me quieres
porque cuando cierro los ojos
y te veo sonriente,
me dices que eres feliz
y que también lo fuiste a mi lado.