Noche ebria, sorda y desvelada,
sobre un sillón viejo y lisiado,
fuma un esposo disgustado,
ojos clavados en la entrada.

Entra una joven, su esposada,
muda y con tímidos zapatos.
Truena el amor, puños cerrados;
rudas caricias en la cara.

Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados,
sobre un felpudo ensangrentado
duerme la noche desvelada.