Me tiene un agitado silencio
atada de pies y manos.
El orgullo anda al acecho.
Mantiene sellados mis labios.
Esa voz persistente existe.
Me habla, aunque yo la silencie.

«Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados».
Aunque vanamente intente
desafiar al caprichoso destino.
Hacia la luz avanzan raudos
la oscuridad y el olvido.

No quisiera seguir despertando,
siguiendo abrazada a la nada.