Ayer nos envolvió el silencio,
arrobados por la íntima contemplación,
conectados a ese idilio adolescente
que tanto avivaba la fantasía,
ansiosos por el tiento de los labios,
imaginando el goce de las carnes.

Hoy nos reencontramos
sin pronunciar palabra alguna:
hablan las memorias,
hablan los asombros,
hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados…