Con un repique el yunque canta,
sopla calma el barro del torno,
se hace duración en su contorno
el mármol que se quebranta.

Toda luz del pintor espanta
en cada lienzo al retorno
de la penumbra, donde el horno
en pan de ascuas se agiganta.

Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados,
hablan las figuras más frías;

mas sólo hablan, sin prendadas
vidas, sin alma, sin pecados,
sin un dolor, sin alegrías.