Hay un grito hondo en la tierra,
emanando del centro mismo,
pidiendo acabar con la guerra,
queriendo tapar el abismo.

Hay un murmullo en los escombros,
que clama al duelo más humano;
hay un temblor, ya sin asombro,
cada vez que cae una mano.

Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados,
que en la pasada madrugada,

aún sostenían asustados,
llenos de miedo, las miradas,
llenos de ira, al hijo amado.