Se le plantean todas las sonrisas
con las que asimilar su mundo
y las rechaza… todas y cada una,
por separado y en su conjunto.
Las palabras, los nombres, las desdichas,
los vientos y las olas de un mar intranquilo,
donde se difuminan sus recuerdos.
Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados…
Y en sus sueños, los demonios pintados con acuarelas descoloridas
y la fantástica flor de una infancia rebelde
que se manifiesta de puntillas,
todo es como una canción triste…