El silencio que trasciende
las puertas de tu olvido,
no me permiten perderte
cada vez que te busco en el vacío.

Mi cuerpo tiembla al recordarte
como la lluvia cayendo en un techo baldío,
siento tu presencia abriendo con fuerza
un ventanal oxidado, sin cuido;
el viento susurra y me traspasa.

Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados
de lo que éramos juntos, y
tan solo nos queda un suspiro.