Transforma el deseo la oscuridad en cuerpo.
Yo, otro, rindo el mensaje de mi carne
con el fin de torturar la palabra
menos inocente de mi espíritu.
Hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados
a las afueras de mi tristeza
donde un animal borra su rastro
imaginando para sí otro pasado.
Nadie llegará jamás a confirmar si existe o no el mañana
más que por el simple don de saber que falta
a la obediente arquitectura sospechosa
de todo lo incompletamente vivo,
un infinito mayor al infinito.
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