En la penumbra de una mente dividida,
donde los ecos del alma danzan perdidos,
hablan las formas recreadas, en su propia realidad forjada,
hablan los cuerpos transformados, en la cordura disfrazada.

Un eco de voces, un torbellino sin final,
donde la realidad y el sueño entrelazan su caudal.
Hablan las sombras en este mundo fragmentado,
donde el ser se pierde en lo desconcertado.

En un ajedrez de pensamientos y emociones encontradas,
donde las voces son las reinas de las almas trastornadas,
hablan los cuerpos transformados, que danzan sin coherencia,
en un laberinto sin salida, en esta esquizofrénica presencia.