¡Escucha! ¡Mira! ¿Acaso no te das cuenta
de que la vida se enfría, yerma, rota, agostada?
En estos lugares yace mustia, triste, enojada
por no ser amada como merece.
Es una noche de estrellas rutilantes:
rutilante anhelo de paz y esperanza
que germina en mí, renueva el piélago de mi alma;
presta atención…
Una voz atruena en el vacío hablando de futuro,
¿Es mía? ¿O de algún ser eterno que fue en un pasado,
hecho carne por un poder incomprensible?
Es la voz de lo desmemoriado, y así
hablan las formas recreadas,
hablan los cuerpos transformados
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