Tratamos de comprendemos, tratamos de sumergirnos
Pero solo conseguimos un mundo a dos mil metros en el que hablan las formas recreadas
Esas formas que todos absorbemos, esas formas que todos tenemos
Esas formas que nos hacen ser quienes somos pero que no comprendemos
A dos mil metros nada es fácil, a dos mil metros nada es difícil
Un mundo de nuestras propias formas
Ese mundo decorado con nuestras propias alfombras
Ese mundo cuyas formas saben que todos que existen pero solo ven unos pocos
Ese mundo que cuesta mucho cultivar
Por el simple hecho de que nos hace pensar
Cultivando, pensando, sintiendo
Se puede todo armonizar
Y, mientras, hablan los cuerpos transformados
Ese mundo a dos mil metros de profundidad es capaz de cambiar y es capaz de mejorar