Parte, entre mi llanto, su alma
hacia el mundo inmaculado.
Donde brillan las sombras,
donde habitan quienes habitaron.

Parte sin medio de vuelta
hacia el fin de su pecado.
Allá donde aún vive el recuerdo
de quien aquí ya ha sido olvidado.

Hablan las formas recreadas,
me confiesan: está a salvo.
Susurros que, invisibles, son presentes,
hablan los cuerpos transformados.