¡Tócate con ese anular, lenta-mente,
que mis venas se dilatan y el músculo liso
se ruboriza!
Hablan las formas recreadas,
Hablan los cuerpos transformados…
¡Tócate así, abierta-mente, con hambre y ojos achinados,
que la fruta se madura y su dulzor
me envenena!