Yo, que he robado palabras al silencio
intentando acallar tantos instantes,
que anduve caminos que eran ríos
y trepé sigilosa los montes,
me veo frente a ti, verde saeta,
que apuntas siempre al cielo,
azul en el Triángulo que habitas,
sillares que conversan con el tiempo.
Hablan las formas recreadas, siempre,
allá en el claustro que cuidas con esmero
hablan los cuerpos transformados,
donde las piedras, en derredor, cantan
y el mundo escucha, en su saber, discreto.
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